Un alma centenaria que plasma con palabras contemporáneas el desastre que hay dentro de su cabeza. 🧡
domingo, 25 de octubre de 2020
¿Será anemoia?
La nostalgia es un sentimiento que todas las personas en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado. Se suele relacionar con palabras como tristeza, melancolía, añoranza. Son memorias de los días tan agradables que tuvimos en un lugar, la morriña por nuestro hogar, por un ser querido muy lejano en nuestros recuerdos, por la juventud... Ese sentimiento tan complejo que ha inspirado tantas cartas de amor, canciones y fotografías es sobre lo que quiero escribir hoy.
Nueva York en 1971.
La palabra nostalgia, como tal, procede del griego y se compone con los vocablos νόστος (nóstos), que significa ‘regreso’, y el sufijo -αλγία (-algía), que quiere decir ‘dolor’, es decir, ‘volver al dolor’.
Si indagamos un poco en la historia, sabremos que en siglos anteriores se consideraba una enfermedad mental. Johannes Hofer, médico suizo, fue quien comenzó a intentar desvelar el verdadero significado de la nostalgia. Sus investigaciones tuvieron lugar en 1688. Trataban sobre una epidemia que se había dado entre miembros de la Guardia Suiza y los mercenarios, que cuando estaban destinados lejos, se comportaban y se sentían de una manera difícil de explicar: invadidos por la tristeza y melancolía, incapacitados por su añoranza del hogar, sin parar de suspirar, con palpitaciones, habían perdido el sueño y el apetito, llegando incluso en algunos casos a morir. Lo que resultaba curioso es que cuando volvían, recuperaban su alegría, sin apenas haber cambiado nada. Al estado en el que se encontraban los soldados, se le llamó Nostalgia, refiriéndose a cómo se sienten las personas cuando echan de menos a alguien, notan la ausencia de algo y con la añoranza con la que se recuerdan momentos del pasado.
Mientras Hofer lo definía como una enfermedad neurológica que parecía originada por el mismo demonio, otros especialistas encontraron explicaciones más fehacientes, como los cambios de la presión atmosférica.
A día de hoy tenemos claro que la nostalgia es el echar de menos esas vivencias que están profundamente conectadas con las emociones, que parece que nos duela el pecho, aunque a veces lo encontremos placentero.
Aunque es curioso que la nostalgia solo abarque recuerdos bonitos, momentos en los que nos sentimos felices, e ignore las experiencias que nos han hecho sufrir o creado un trauma, lo que me hace llegar a la conclusión de que mediante ello, nuestro cerebro busca el equilibrio emocional. Diversos estudios ya han sacado conclusiones científicas y sociológicas, incluso clasificando la nostalgia en distintos tipos.
Mi lectura sobre estos estudios me condujo a volver a plantearme una cuestión que rondaba en mi mente desde hacía mucho tiempo:
¿Es posible sentir nostalgia por algo que no hemos vivido?
Miles de personas en el festival Woodstock, 1969.
Sí, puedes sentir nostalgia por un época que nunca has vivido. A esto se le llama anemoia, un término bastante reciente por lo que es normal no haber oído hablar de él.
Hay un tipo de música llamada Synthwave y Synthpop que explora una aplicación de la anemoia en un entorno sonoro que nos transporta a una versión de nuestro mundo puramente anclada en los años 80, cuando lógicamente el mundo era muy diferente al actual. Hay quienes reconocen haber experimentado anemoia con esta música, la cual les ha trasladado de un plumazo a ese mundo propio de los años 80 en el cual todo era mucho más colorido, seguro y llamativo.
También se puede sentir anemoia por una persona con la que no hemos hablado ni conocido nunca. Es una sensación de cercanía, de comprensión. También es muy común que ocurra con fotos antiguas, películas... Mi opinión es que esto se puede deber al deseo de conexión con algo o alguien. No existe miedo en conectar a través de la anemoia ya que es la propia persona la única que puede romper ese vínculo. Es el placer de tener finalmente la certeza de que, por lo menos, esto no saldrá mal y servirá como refugio.
Definitivamente, existen esos jóvenes que sienten pasión por los vinilos de sus padres, por las películas mudas en blanco y negro o por la moda hippie. Pero no solo se trata de adolescentes, sino que hay incluso quien decide rechazar las comodidades del 2020, como esta pareja que decidió vivir como en el siglo XIX:
O la mujer que vive en los años 50:
Claramente hay personas que lo ven ridículo, pero otras entendemos la pasión por estos estilos de vida. Y es que muchos de nosotros somos fanáticos de ciertas partes de la historia. Si no se juzgase y señalase al que se sale de la normativa, estoy segura de que mucha gente exteriorizaría su mundo interior con total seguridad y libertad.
La familia Romanov en 1913.
En una sociedad que, sobre todo, tras el comienzo de esta pandemia, genera rechazo y asco porque ha demostrado ser egoísta, superficial e individualista, miramos hacia atrás para traer el pasado a nuestros días, para rescatar la felicidad de generaciones que han muerto por el camino y nos hemos apropiado de ella. Es un tipo de felicidad que funciona como una tirita, como un consuelo. Es falso decir que la gente antes vivía en paz. Sin embargo, es muy posible que la gente viviera con tranquilidad. Hoy en día, aunque estamos más conectados que nunca, es bien aceptado que nos sentimos cada vez más solos. En comparación, nuestros antepasados compartían un vínculo inquebrantable entre ellos que hoy apenas podemos concebir.
Algunas personas rechazan la realidad para seguir viviendo en fantasías más cómodas. Por lo tanto, se puede afirmar que la anemoia es el producto de una acumulación de nostalgia normal. La gente recuerda el pasado de manera inexacta y transmite esas inexactitudes. Más tarde, la gente escucha esas historias y las embellece aún más. Así, cuanto más se remonta al pasado, más glorificado e idílico se vuelve. La nostalgia tiende a pintar nuestro propio pasado como mejor de lo que realmente fue.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca sucedió.
Pero de eso trata esta "nostalgia", ¿no? De hacernos dueños de bellos recuerdos para que no nos dé vergüenza llorar y suspirar por ellos.
La palabra anemia está compuesta por anemos (viento) y noos (mente). En su combinación lo que nos podemos encontrar es la esencia de un corolario psicológico de la anemosis. ¿Y qué es la anemosis? Se trata del momento en el que un árbol es golpeado por corrientes de aire muy poderosas que lo empujan hasta que queda doblado hacia atrás, llegando a parecer que está siendo sostenido por el poder del viento. Mientras estamos sintiendo anemoia nos soltamos, nos relajamos y cerramos los ojos durante unos instantes para sentir su efecto.
Beso por el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Con esto quiero decir que las personas con almas incomprendidas que no tienen nada actual en lo que apoyarse son reales. El planeta está cambiando constantemente, y no todos están contentos en un mundo que no es romántico, que no es artístico, que no es empático. Un mundo que ya no tiene las palabras de Virginia Woolf, ni la voz de Édith Piaf, ni los alter ego de David Bowie, ni la dulzura de Marilyn Monroe. ¿Qué se supone que debemos hacer ahora, cuando hemos encontrado a alguien que pone en boca todos nuestros sentimientos?
Creo firmemente que este caso también está condicionado por la naturaleza humana, por el desear algo que no podemos tener. Caemos en una especie de amor tóxico y prohibido cuyo dolor nos mata pero también nos aleja de nuestra aburrida realidad.
Grace Kelly y Marlon Brando en los Oscars, 1955.
Las personas no somos suficientemente fuertes como para afrontar la vida sin evadirnos de vez en cuando de nuestras responsabilidades, que los problemas sean de otros por un rato. Mirar hacia atrás está bien, mirar al frente con tus propios ojos, aún más.
Nuestros gustos pueden no ser usuales en nuestra edad ni en nuestro entorno, pero es que, al menos para mí, no hay distinción entre el presente y el pasado. Los dos contienen palabras, sonidos, olores, colores que amo, y no pienso abandonar a ninguno de ellos porque otros no lo comprendan, ya que todo esto forma parte de mi identidad. Dejé de buscar la comprensión ajena hace mucho, porque sé que nunca la voy a tener al cien por cien, porque no le permitiré a nadie hurgar en mi lado más conmovido y conmovedor, esos que tan bien plasmaron Kafka y Sylvia Plath por mí.
No sé si es nostalgia, fanatismo o simplemente nuestra vieja alma reencarnada encontrando un paraíso emocional solicitado por los que tenemos el corazón hecho de otra pasta, pero jamás renunciaré a este sentimiento, porque remover entre las cenizas hace que encuentre al "yo" que realmente quiero ser y me aporta la esperanza de la llegada de un futuro mejor.
Si echar el ancla permanentemente en el pasado no es correcto, pensar solo en el futuro tampoco lo es. Sería como borrar la historia a nuestras espaldas día tras día, despreciar nuestros logros, no rememorar grandes momentos, brindar por carismáticos rostros, ni reconocer cuán mal lo hemos hecho en demasiadas ocasiones.
Todo forma parte de un ciclo; vemos series de televisión de los noventa y nuestros hijos y nietos tendrán pósters de los cantantes de nuestra generación. Y nos envidiarán, y desearán haber nacido en nuestra época, y esta vez entenderemos su entusiasmo.
La música que alguien ha compuesto, por ejemplo, tiene una gran parte del alma de la persona que la ha creado. No son simples sonidos, son emociones que se están transfiriendo, conocimientos, la esencia de alguien, recuerdos y vivencias. Lo mismo ocurre con las imágenes o con cualquier otro documento cargado de fuertes sensaciones. Todos podemos sentir nostalgia por un tiempo que no hemos conocido y es indispensable que aprendamos a disfrutarlo.
Cultura pop de los 80.
Todas las personas fantasiosas soñamos con la creación de la máquina del tiempo. Tristemente, falta mucho tiempo para que los viajes en el tiempo sean una realidad (si es que algún día lo llega a ser). Pero, mientras tanto, podemos seguir soñando con que nuestra ciudad se ha transformado en el glamuroso Hollywood de 1953, cuando los cines estadounidenses anunciaban From Here to Eternity con los inolvidables Frank Sinatra y Montgomery Clift; Elvis Presley brillaba en el escenario; James Dean aún se dejaba ver por las frías calles y El Paseo de la Fama aún era una ilusión junto al American Dream.
Definitivamente, prefiero seguir soñando para siempre.
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.