domingo, 1 de noviembre de 2020

El hombre detrás de la leyenda

              

James Dean en Times Square, 1955.


A mi hermana, por ser la mejor contadora de historias y la persona que más sabe sobre James Dean que vaya a conocer nunca.





El hombre detrás de la leyenda


Una vez hubo un hombre que fundó un imperio que a día de hoy sigue en pie, miles de bocas aún pronuncian su nombre y suspiran por él. Como bien lo describió Martin Sheen en 1980: "Fue el autor de una de las invenciones más extraordinarias de este siglo: él mismo". 

El capitalismo y el merchandising no nos han hecho ningún favor. Son los responsables de que caras históricamente icónicas pasaran a ser simples diseños de camisetas y cuadros para el salón. Y eso mismo le ha ocurrido a James Byron Dean, un joven atormentado y deshumanizado hasta tal punto que no lo conocemos en absoluto. 

Y yo, como escritora, no puedo evitar profundizar en almas que me parecen simplemente preciosas y devolverles, todo lo que me es posible, el aura cálida y sensible que les envuelve y que con los años va cogiendo polvo. 


Nuestro protagonista nace un 8 de febrero de 1931 en un pueblo de Indiana llamado Marion, en el cual se crió hasta los nueve años, edad a la que perdió a su madre por un cáncer. 


Su madre, Mildred Marie, junto a su padre, Wilson Dean.


Se podría decir que sus padres eran polos opuestos, ya que su madre, para James, era una figura que le trataba con mucho cariño, la única capaz de comprenderle, cuya muerte le marcaría el resto de su vida. En cambio, su padre tenía una actitud muy fría con él. El día que Mildred Marie fallece, Dean no solo la perdía a ella, sino que a su padre también. Este último lo abandona, dejándolo en casa de su hermana Ortense en Fairmount, Indiana. James pasó a estar bajo la tutela de sus tíos, a los que quiso tanto que los llamaba "mamá" y "papá". Vivió en su casa hasta que decidió mudarse a Los Ángeles.

En cuanto a su padre, el pequeño James no sería el último en volver a verlo, ya que de adolescente conviviría con él. Este deseaba que su hijo estudiase derecho o fuese profesor de educación física, pero sus planes eran totalmente diferentes: ir a la UCLA para estudiar interpretación. 

Su padre se había vuelto a casar y prácticamente estaba pasando página, dejando atrás su anterior vida, desenredado de sus garras al futuro gigante.

Se dice que su padre detestaba el ser que era su vástago porque no lo podía manipular, por no ser la persona que él quería construir, por ser un rebelde hasta detrás de las cámaras. 


James de forma cariñosa con su padre.


En el instituto se mostró como el estudiante tan brillante que era y como un gran atleta en actividades extraescolares como béisbol y baloncesto. Además de buen compañero, como la ocasión en la que a su mejor amiga no se le permitía jugar a baloncesto, por lo que él dijo: "Si no juega ella, no juega nadie". Gracias a sus palabras, a la joven se le permitió hacerlo. 

Como todo adolescente, también fue protagonista de alguna que otra travesura. En un descampado, junto a otros chavales en Fairmount, encendió una cerilla que se cayó al suelo sin querer, provocando un incendio que no pudieron controlar, así que terminaron llamando a los bomberos.


A lo largo de su vida, James tocó el piano, el violín, hizo escultura, baile, ballet, se interesó por la fotografía... Al final se centró en los intereses más "masculinos" por las opiniones ajenas, por eso mismo dicen que se compró una moto.

Si hay una palabra que lo definiera a la perfección era "ambicioso". Según él mismo aseguró, todas las ramas artísticas a las que se dedicó eran un extra que le podían aportar algo a la interpretación. Aunque no le entrase en la cabeza que no podría tocar el piano como Beethoven con solo tocar un par de notas.



Ya habiendo realizado alguna pequeña obra de teatro en su pueblo, Nueva York le abrió las puertas del cielo. Estudió arte dramático en Actors Studio, en Broadway, donde también estudiaron Marlon Brando y Marilyn Monroe, destacando Jimmy por encima de todos. Un profesor de teatro aseguró que James fue el mejor alumno que tuvo a lo largo de su vida profesional. Realmente no es de extrañar, ya que se presentó a pruebas en las que participaban mil personas y solo escogían a un par de candidatos, entre ellos, él. 

James Dean lo dio todo y más por la actuación a pesar de ser una persona con pocos recursos. Un día en el bus yendo al instituto, le pidió a su compañero Bill vivir juntos en un piso. Fue en un bus aleatorio, con un chico aleatorio, donde nació su famosa cita: 

"Si un hombre puede colmar el vacío entre la vida y la muerte ... Quiero decir, que si puede vivir más allá de su muerte, entonces, quizás, era un gran hombre" .

Lo que James no sabía es que acabaría hablando de sí mismo.


Tras cursar estudios de arte dramático en Nueva York, inició su carrera trabajando en pequeños teatros de Broadway. En Indiana le juzgaban por querer ser actor, ¿por qué querría un chaval de un pueblo perdido dedicarse a eso? Cuando empezó a hacer sus pinitos en la industria, esta vez lo juzgaban por ser pueblerino. ¿Cómo iba a ser un aldeano un actor de Hollywood? Era como si ningún sitio estuviera hecho para él.

Su interpretación en El inmoralista (1954) pieza teatral de André Gide, le valió la oportunidad de firmar un contrato en Hollywood, donde, al año siguiente, rodó Al este del Edén. 


Arthur Kennedy y James Dean en "See the Jaguar" (obra de N. Richard Nash, 1952) en el teatro de Broadway.


James realizó muchas obras de teatro al igual que anuncios de televisión, incluso uno para Pepsi por el que le pagaron 10 $ (irónico, porque la última bebida que tomó fue Coca Cola). Y aunque tenemos más que claro que las tres películas que protagonizó son parte de la cinematografía que toda persona debería ver, apena ver cómo se quedó a las puertas del cine. Se paró frente a donde todo estaba por empezar. 

Con su innata carisma, no pasó desapercibido entre las estrellas del momento. 
Sal Mineo, su compañero de rodaje de Rebelde sin causa, admitió en los años 70 haber estado completamente enamorado de él: "Sentía una increíble admiración hacia él en muchos aspectos; cuando le veía hacer las cosas que hacía, así como cuando actuaba con él... Me doy cuenta ahora, veinte años después, de que mi vida entera cambió desde el momento en que conocí a Jimmy. Comprendí más tarde que él sí me había atraído. Esto se producía cuando él me demostraba amor, cuando me hablaba de amor. Siempre había tenido la impresión de que no podía tocarlo. Era realmente abrumador. Estaba sintiendo algo que no había experimentado antes con nada ni con nadie. [...]".

Hay aspectos sobre James que jamás serán descrifrados, como su sexualidad. Cuando él era preguntado por su ello, Dean respondía: "No soy homosexual, pero no voy a ir por la vida con una mano atada a la espalda".
El periodista Joe Hyams sugirió que cualquier actividad gay en la que Dean se viera envuelto podría deberse a un interés por avanzar en su carrera. En cualquier caso el director Nicholas Ray afirmó que Dean era gay, mientras que el autor John Howlett afirmó que era bisexual. Una biografía escrita por George Perry aseguraba que era "experimentación". 

En resumen, se le dio más importancia de la que tiene. 

En cuanto a relaciones oficiales, durante su estancia en Hollywood, salió con muchas mujeres, pero el amor de su vida fue la actriz Pier Angeli, a quien conoció durante el rodaje de Al este del Edén. A pesar de que la madre de Angeli se opuso a ese romance por su comportamiento, forma de vestir, además de no ser católico, estuvieron juntos un tiempo hasta que Angeli le comunicó que iba a casarse con el cantante Vic Damone. Durante la ceremonia de la boda de Angeli, se situó con su moto delante de la puerta de la iglesia y mantuvo acelerado el motor para hacer ruido. También hay quien dice que se le vio llorando por las calles mientras se celebraba la boda. El matrimonio de Angeli duró poco tiempo y se suicidó en 1971, dejando una nota en la que afirmaba que James fue el amor de su vida. Pier Angeli también contó que sus matrimonios fracasaban porque soñaba con James después de morir, porque lo deseaba con todas sus fuerzas a pesar de compartir la almohada con otros hombres. 
Su gran amiga y compañera de reparto en Gigante (1946), Elizabeth Taylor, realizó una entrevista en la que contó una información la cual pidió que no saliera a la luz hasta su muerte. En 2011, con el fallecimiento de la legendaria actriz, el periodista Kevin Sessums hacía público lo siguiente:

"Amé a Jimmy. Te voy a contar algo, pero es off the record hasta que me muera, ¿sí?", le propuso Taylor a Sessums en una entrevista para la revista Point of View en 1997.

"Cuando Jimmy tenía 11 años y su madre murió, comenzó a sufrir abusos por parte del pastor de su iglesia. Creo que aquello lo persiguió durante el resto de su vida. De hecho, sé que fue así. Hablamos mucho sobre ello". 



James Dean y Elizabeth Taylor en Gigante, reflejando la imagen de Jesucristo colgado en la cruz en James y Elizabeth como María Magdalena agachada, contemplándolo. 




El mismo pastor fue quien introdujo a Jimmy al mundo de los coches y los toros y fue quien dio la misa en la iglesia de Fairmount. En palabras de Deweerd: "Jimmy no era un chico problemático, sino un chico con problemas que sabía solicitar consejo de personas mayores y con más experiencia que él. La vida de Dean debe enseñarnos a todos nosotros que nadie nos puede quitar aquello que guardamos en nuestra memoria. Él fue rico en recuerdos, a pesar de su corta vida". 
"La carrera de James Dean no ha terminado sino que apenas acaba de empezar. Y recordad que es Dios en persona quien está dirigiendo la producción".

Algo que estuvo rodeado de misterio durante mucho tiempo fue su muerte. 
James murió un 30 de septiembre de 1955 en Cholame, California, por un accidente de tráfico (y no un suicidio como muchos creen) en el que conducía a su Little Bastard con su mecánico como copiloto, ya que se dirigían a una carrera de coches. El día anterior, James dejó su siamés Marcus (el nombre de su tío y regalo de Elizabeth) con una amiga en caso de que algo le ocurriese durante la carrera, pero lo cierto es que ni siquiera le dio tiempo a llegar al lugar donde esta se producía. Su coche colisionó de lleno contra el vehículo de un estudiante, Donald Gene Turnuspeed, el cual fue el único en sobrevivir junto al acompañante de James. Las últimas palabras de James fueron algo como "nos tiene que haber visto" (el otro coche). Rolf Wütherich salió disparado por el cristal frontal, recorriendo varios metros y llegando hasta el césped. Sobrevivió a pesar de romperse la pierna y unas serias lesiones en la cabeza. James no levantó el pie del freno, por lo que no tuvo la oportunidad de que su cuerpo se precipitara fuera del vehículo y así tal vez tener posibilidades de sobrevivir. Al no ser esto posible, se rompió el cuello y murió en el acto. Se cree que su rostro quedó destrozado e irreconocible, lo que sería contrario a su popular frase "Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver". Verdaderamente no fue así, ya que solo se hizo un pequeño rasguño con las gafas. 
James tenía mucha miopía. Una anécdota sobre ello es cuando tuvo que presentarse a una audición sin gafas, pues éstas no encajaban con el personaje que debía interpretar. A pesar de no ver absolutamente nada, consiguió el papel. 

Aquella noche, Sal Mineo, Natalie Wood, Nick Adams y Dick Davalos se encontraban cenando en un restaurante de Nueva York, sin que pasara mucho tiempo desde que Dean fuese declarado muerto en California. En un momento de la cena, su conversación se desvió a Jimmy, el amigo en común de todos. Alguien mencionó que Jimmy estaba ansioso por participar en alguna carrera con el Porsche que acababa de comprarse. Otro dijo que si no empezaba a ir más despacio, se vería envuelto en un accidente serio antes de que acabara el año. Nadie en aquella reunión podía saber que mientras estaban hablando, eso ya había ocurrido. No sé enterarían hasta la mañana siguiente, cuando la radio y los periódicos difundieran la noticia. La muerte de Dean afectó de forma permanente las vidas de aquellos cuatro amigos. Natalie Wood inclusó llenó su camerino de fotos de James tras su muerte.


James Dean y Pier Angeli en los Oscars.

 
Según explicó posteriormente el conductor del otro coche, se asustó y frenó pensando que James lo vería y lo esquivaría, cuando realmente lo que debería haber hecho sería mover rápidamente el coche para apartarse. Es decir, que fue un accidente mortal totalmente evitable. Al no hacerlo, su vehículo actuó como una pared de cemento para el contrario. ¿Quién le iba a decir a un estudiante de veinte años que ese día se iba a ver envuelto en una de las muertes más famosas de toda la historia? 

Sus amigos recordaban los propios pensamientos de James sobre la muerte: "En cierto sentido soy fatalista. [...] Creamos nuestro propio destino... Creo que pienso como los aztecas al respecto. Con su sentido del fatalismo, intentaban sacar lo máximo de la vida, mientras ésta durase. Y yo estoy con ellos en esta filosofía. No quiero decir exactamente eso de "come, bebe y sé feliz porque mañana moriremos", sino algo mucho más profundo y valioso. Quiero vivir tan intensamente como pueda. Ser útil y ayudar a los demás todo lo posible, por ejemplo. Pero vivir también para mí mismo. Quiero sentir las cosas y experimentar al máximo... Disfrutar lo bueno de la vida mientras dure".

La leyenda de James Dean empezaba ahora, una vez muerto y con una película a punto de estrenarse. 
Ahora, hablando subjetivamente, me parece absolutamente surrealista e increíble las masas que James Dean controló. Cambió el cine, la música, la cultura pop, la vida de miles de personas. Fue el primer actor masculino en llorar frente a la cámara. Un icono que, como diríamos hoy en día, no conoció "la masculinidad frágil", se convirtió en un ideal de belleza que aún perdura, sin ser demasiado musculoso o alto. 

Martin Sheen encabezó en 1980 una marcha de miles de fans hasta la tumba de Dean en Park Cemetery para conmemorar el vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento. 
"Cuando, hace años, yo estaba en la escuela de arte dramático de Nueva York, corría este dicho: "si Marlon Brando cambió la manera de actuar, James Dean cambió la de vivir". Era el mejor actor que ha existido jamás. Era simplemente un genio". 

Incluso el propio Marlon Brando llegó a decir que "era un puto genio", a pesar de creerse que Brando lo despreciaba por verlo como la competencia. Sin embargo, Marlon fue el ídolo de James al cual escribió varias veces para pedirle consejos de actuación, pero el actor nunca le contestó. 

A finales de los años ochenta, Dean era más popular que nunca. Había muchas compañías que habían capitalizado su imagen. "Incluso hubo quien quiso comercializar frascos con los que decían que era el auténtico sudor de James Dean", dijo una vez Mark Roesler, de Curtis.
En 1990, para el trigésimo quinto aniversario de su muerte, treinta mil personas fueron hasta Fairmount, dejando desconcertados a los habitantes, entre ellos la tía de James: "Han venido jóvenes de Francia, de Japón, de toda América. Habían visto una película suya por la televisión y ya querían venir. He quemado miles de cartas y me quedan miles más. Me gustaría que alguien pudiera explicarme todo esto". 

Desde los años 50 hasta décadas después, existieron (probablemente alguno siga existiendo) clubs de fans muy populares dedicados a él. Literalmente James Dean creó un culto a su persona. Los fans estaban tan alocados que no admitían su ida. Algunos estaban seguros de que James sólo fue mutilado en la colisión y su rostro desfigurado, teniéndolo retenido en un hospital en contra de su voluntad. 
Se llegaron a poner guardias de seguridad en su tumba porque tal era la fiebre por él que tenían miedo de que alguien desenterrase su cuerpo. Los fans besaban la lápida, dejando la marca de pintalabios en ella, otros simplemente pasaban por allí, meditaban y se iban. Es imposible resumir el movimiento fan en tan pocas líneas, fue simplemente una locura. 




Monumento a James Dean en el observatorio Griffith.


Un hombre inolvidable que inspiró temas de leyendas como Bowie, con su conocida "Rebel Rebel"; Morrissey, el cantante de The Smiths, escribió "James Dean is not dead". Podríamos mencionar mil ejemplos más. 
Otros grandes actores heredaron sus futuros papeles, como Paul Newman en "Somebody up there likes me", junto a Pier Angeli y Sal Mineo.

Con el paso del tiempo, hemos ido perdiendo a estrellas, pero creo que nunca ha costado tanto dejar ir a nivel mundial a una persona como costó soltar a James Dean. 

Paul Alexander, un escritor y periodista, autor de la biografía "El bulevar de los sueños rotos", se puso en contacto en los años 90 con una de las profesoras de teatro de James Dean, la cual le tenía un inmenso cariño. Esta le acompañó hasta el geriátrico en el que estaba interno en padre de James. La profesora le advirtió de que no sacara el tema de su hijo al principio, que se ponía muy emocional. Cuando notaron que el anciano estaba cómodo con su presencia, Paul Alexander le hizo preguntas sobre ello para la documentación de su libro. Según el periodista, si en algún momento aquel hombre se arrepintió de no aceptar cómo fue su hijo, fue en ese justo momento que conversaban. "He cometido muchos errores con él", dijo mientras se le humedecían los ojos.

He de destacar que James dejó una herencia de 105.000 dólares, los cuales eran para sus tíos por haberlo criado y una parte para algunos profesores con los que se topó por el camino, pero el padre se lo quedó todo. También usó el coche que condujo James en el accidente  de exposición para que la gente se montara en él y pagaran por ello. No había limpiado siquiera la sangre que dejó. Y cuarenta años después fue cuando mostró un mínimo de empatía y sensibilidad por su hijo. 

Todos los personajes de James son seres inadaptados que intentan averiguar por qué se encuentran tan alejados del mundo que les rodea. Tal vez fue su propio conflicto interno el que le llevó a profundizar en su subconsciente y a explorar su talento creativo. No existe duda de que Dean revolucionó la interpretación contemporánea. Quizá desarrolló sus impulsos artísticos de manera extrema porque precisamente estaba en constante conflicto consigo mismo, para encontrarse como individuo, para darle un sentido a su vida personal y a su vida pública, a su máscara de actor. Un artista real nunca acaba de comprender el mundo, puede ser esta la razón del insomnio de James. Si lo hace, dejaría de ser un observador para convertirse en algo observado. James fue el primer actor que hizo que la sociedad se empezara a preocupar por temas morales, que no se mostró como una marioneta más de Hollywood, sino como alguien que no es perfecto, capaz de sentir y de sufrir (y mucho). Era tan cautivador que esa esencia aún no se ha acabado, porque yo la noto, a mí también me ha cautivado, me ha embelesado. No tengo miedo a decir y hacerlo sonar cliché que James Dean es de las mayores inspiraciones con las que me pude topar. No hay palabras para expresar la admiración, la empatía y respeto que siento por él. Y es que cuando encontramos poetas que nos gustan, escritores, actores, etc, realmente nos estamos viendo reflejados en otros cuerpos, en otras mentes. Creo que James Dean jamás dejará de representar a ese sector de jóvenes que quieren salirse de lo que se considera "normal". 



Uno de sus hobbies favoritos era tocar los bongos.


Su canción favorita era "When your lover has gone" de Billie Holiday; su libro preferido era "El Principito" de Saint Exupéry. Sus dos dientes frontales eran falsos. Los perdió en un accidente de trapecio en el granero de su familia y tuvo que llevar unos falsos por el resto de su vida.
Fue el primer actor en la historia de los Óscars en ser nominado tras morir. Fue nominado a Mejor Actor por su papel en "Al este del Edén".
Una anécdota contada por una de sus profesoras: James le regaló una rosa. En otra ocasión, se la volvió a pedir para entregarle en su lugar una pintura de la flor. 
"Así la conservarás para siempre". Creo que esto resume a la perfección quién fue James Dean. 


"¿Estoy enamorado? Absolutamente. Estoy enamorado de filósofos ancestrales, de pintores extranjeros, de autores clásicos y músicos que han muerto hace mucho tiempo. Soy un amante pasional. Adulo a esta gente. Les he dado mi corazón y mi alma. El problema es, soy incapaz de amar a alguien tangible. He sacrificado ese vínculo físico por una relación metafísica. Soy el último amante idealista". 





Con esta entrada no pretendo dar a entender que esto es todo lo que un muchacho con tantísimo talento e inteligencia pudo ofrecer. Esto no es más que una introducción para empezar a leer más sobre James, sobre la verdadera persona que fue detrás de todo lo superficial. Hay gente que no ha sido capaz de dar en una larga existencia todo lo que le ha regalado Jimmy a la vida en tan solo veinticuatro años, y estoy muy agradecida por eso. 

Un dato que me resulta tierno es que en la casa de mi pueblo, La Uz, una diminuta aldea de Tineo, mi tía pegó hace muchos años una foto de James en su habitación que a día de hoy conservamos. ¡Quién le iba a decir que ahora la que tiene fotos de él en su habitación sea yo! 


James Dean golpeó tan fuerte al planeta que aún sentimos el temblor. Y por eso deberíamos dejar de encasillarlo en una cara bonita a la que copiarle la ropa, fue muchísimo más interesante, profundo e inteligente que eso. Quizá fue un gran hombre, como él decía, pero de lo que estoy segura es que faltan muchos pero que muchos años para que vuelva a nacer otro milagro, otro mito, otra leyenda como la que fue y seguirá siendo el inigualable James Dean. 



Lucía Braña. 🎬

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