miércoles, 15 de diciembre de 2021

Carta al príncipe


¡Hola! Hace tres meses que no me paso el blog y realmente me apetece seguir publicando, así que aquí estoy, sacando tiempo del que no tengo. Hoy dejo por aquí una carta ficticia escrita por mí para presentar a un concurso. Me gusta mucho cómo ha quedado, así que me he animado a que la leáis vosotros también si os apetece. 

Añadir que el príncipe heredero Hyomyeong existió de verdad. Algunos datos adjuntados en esta carta son reales, y es que el príncipe murió en 1930 a la temprana edad de veinte años, tuvo un bebé con diecisiete, se casó con once años... No deja de ser historia, pero no quiero desvelar más, sería como hacer spoiler a lo que vais a leer a continuación. En esta entrada, a través de las palabras, viajamos hasta un reino dinástico coreano que duró cinco siglos, siendo la última dinastía de Corea. Espero que la disfrutéis, ¡nos vemos!



Carta al príncipe



 Calabozos del Palacio de Changdeok, Dinastía Joseon (Península de Corea)

14 de julio de 1829


Querido Príncipe Heredero Hyomyeong,

Han pasado varias semanas desde la última vez que lo vi, pero aún recuerdo su serio semblante a la perfección. Le escribo con la gran esperanza y escasa certeza de que lea esta carta, mas necesito expresar lo que siento mediante un escrito. Las noches en el calabozo son realmente más frías y solitarias de lo que sería capaz de imaginar. 

Con suerte, algunas de mis veladas cuentan con la compañía de las melodías que las cigarras componen cerca de mi diminuta ventana. 

Me he enterado de que su padre, el rey Sunjo, continúa empeorando en cuanto a su enfermedad. Aunque no me sorprende y me preocupa terriblemente más mi ejecución al amanecer, no puedo dejar de pensar en que, si fuera absuelta, le prepararía a su majestad un medicamento con hierbas medicinales con mucho gusto. Tampoco puedo ignorar que estoy viviendo esta situación debido a la decisión de su padre, pero acepto mi destino, Hyomyeong, no me iré con rencor.

Me gustaría explicarle que nunca ha sido mi intención traicionar este reino, simplemente cumplí con mi deber tratando de no ocultar una verdad a la que solo yo tenía acceso. Mi sueño siempre ha sido ser tapicera para el palacio, poner mi arte a su servicio, y eso he hecho durante varios años. Como bien sabe, todas las noches daba por terminado mi trabajo diario con cada tapiz que me solicitaban. Las temáticas de mis encargos solían ser bastante comunes: tímidos romances, hermosos paisajes que bañan nuestro hogar, retratos de vuestra familia… Sin embargo, un atardecer fue completamente peculiar. No sé si fue debido a la cantidad de té que consumí, si la comida me sentó mal o si un espíritu maligno se apoderó de mí, pero pude ver perfectamente el futuro de todos nosotros. Perdí el control de mis manos y de mi cabeza. Por más que me dolieran los dedos, era incapaz de parar de elaborar el inmenso tapiz. No solo tejí mi destino, también el vuestro, príncipe, y es que sabéis que vais a morir en menos de un año y que su bebé no cumplirá los veintidós años. Me lo dijeron los espíritus y así será.

Me lastimó profundamente cuando insinuó lo vergonzoso que era contratar a una bruja como artista, habiendo recibido tantos halagos por su parte en el pasado. Los solía apreciar porque los confesaba cuando nos encontrábamos solos, por lo que sé que no lo hacía por compromiso.

Si todavía estoy a tiempo de realizar esta petición, por favor, no queméis el tapiz, en él está representado el futuro de Corea. Necesitamos que las próximas generaciones conozcan mi obra para que sean capaces de prepararse en su lucha contra los japoneses, asimilar la separación de nuestra nación en dos y su relación como enemigas… O incluso detener todo esto. Se avecinan tiempos oscuros, Hyomyeong. 

Desconozco el por qué esos espíritus me han concedido este saber a mí y no a mis compañeras, aunque sospecho que Haneul sabía algo sobre ello. Una tarde, la sorprendí realizando bocetos sobre sus supuestas pesadillas, muy parecidos a mi tapiz, en vez de ensayar correctamente con la tinta china. Menos mal que los terminó destruyendo. Asumí todo el riesgo.

Esta mañana me acordé de usted. A través de mi ventana, pude observar a varios críos jugando a biseokchigi, ese juego con las piedras que tanto le gustaba. Recuerdo su expresión de sorpresa al verme a mí, una niña, jugando a un pasatiempo de niños. Así fue como nos conocimos, ¿lo recuerda? 

También me acuerdo de las tardes que nos encontrábamos en el río, buscando las mejores piedras para el juego. Aún conservo aquella piedra rojiza y brillante que me regaló, la guardo como un tesoro en el bolsillo de mi vestido desde entonces. 

Es una lástima que se haya casado tan joven, considero que tuvo que disfrutar más de su infancia. La princesa es una mujer hermosa pero llena de dolor. Posiblemente sea por lo mal que usted disimulaba cuando me miraba desde la lejanía, o porque sabe que yo leía sus obras literarias antes que ella, que conocía las danzas de la corte creadas por usted aunque no formara parte de mi papel. Es un hombre con mucho talento, hubiese sido bonito compartir un espacio donde crear arte juntos. En abril, las mujeres del pueblo fuimos a recoger flores de todos los colores al campo para la elaboración de postres y el adorno del palacio. Me centré en recoger azaleas especialmente, son sus flores favoritas. Durante la recolección, lo divisé a lo lejos, paseando aburridamente mientras un siervo le explicaba con ansias todas las actividades para ese día. Su pálida piel lucía aceitunada y agraciada bajo el sol. No olvidaré lo mucho que nos reímos las mujeres en palacio por la alergia que le provocó el acercarse al montón de flores que recogimos. No obstante, lo recuerdo sonriendo. En la fiesta del otoño del año pasado, recitó un poema encantador en frente de todos. Intentaba verse confiado y seguro de sí mismo, pero al tomar aire para seguir hablando, se percibía el temblor de su cuerpo. Recibió cientos de aplausos incansables de todas formas, incluidos los míos. Tras ese momento compartido, acompañé a unas lavanderas al río, ya que deseaba limpiar uno de mis tapices. Cuando las mujeres se alejaron, el reflejo de su rostro apareció en las burbujas de jabón que se abrazaban a las rocas antes de ser llevadas por la corriente. Estaba lavando una obra que mostraba a un niño pequeño sentado entre plantas silvestres con coloridas mariposas revoloteando entre su nariz y las palmas de sus manos. No pude evitar sorprenderme por su presencia, fue muy difícil para mí esconder las lágrimas. Me asombré aún más cuando me contuvo en sus brazos y me besó. No fue el último que me dio, sino el primero, y por eso fue tan especial para mí. Todo el mundo piensa que el amor es algo de lo que presumir públicamente, pero yo moriría por usted en secreto, entre los árboles que fueron testigos y callarán durante una eternidad. 

Mañana es Baekjung, por lo que supongo que irá a adorar a Buda y no a despedirse de una simple plebeya. Le recuerdo que no servirá de mucho, tiene los días contados.

Estoy segura de que mi familia tampoco vendrá, ya que se encuentra en otro reino, pero ellos le pedirán a Buda que me libere de todas mis ataduras terrenales y me permita alcanzar el nirvana. 

¿Qué hubiera sido de nosotros si hubiéramos podido ser libres? Tal vez entonces se diera cuenta de que podríamos haber vivido siendo felices. Quizá sería un hombre mejor. Hyomyeong, cuando abandone esta tierra, podemos encontrarnos otra vez en otra vida, en otra época, siendo las mismas almas con distinto rostro y habitando otro cuerpo, disfrutando de nuestras existencias sin impedimentos. Le reconocería entre cualquier multitud de caras desconocidas.

Esta noche apenas dormiré. Aprovecharé mis últimas horas para terminar el pequeño tapiz que oculté entre las telas de mi vestido. Probablemente lo encuentren y lo quemen pero, si se da prisa, a lo mejor lo puede conservar. Estará sobre el alféizar de la ventana. Si introduce la mano, podrá obtenerlo desde fuera de la celda. Mi cadáver será enterrado, jurarán en mi nombre por bruja, mas no podrán sepultar el amor que he sentido por usted desde que lo conocí. Viva plenamente el tiempo del que dispone. Ojalá viviera yo para verle ser rey. Ojalá viviera usted también para verse serlo. El futuro ya está escrito. 


 

Mis mas sinceros respetos, 

Sunmi, la tapicera de la corte.     

                                                                                                                        

       


                         


                     







Lucía Braña. 🏮



El imperio del maquillaje: Su nacimiento, evolución y ¿caída?

  "El arte solo embellece el rostro de las mujeres si nadie ve sus secretos". Ovidio ¡Hola! ¿Qué tal el verano?  🩷   Espero que o...